LA BIBLIA FE Y ALEGRIA

sábado, 29 de agosto de 2015

Cuál es el verdadero sentido de la vida?






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El Sentido de la Vida

Una de las más interesantes aventuras que se nos presentan en la vida es encontrarle sentido. Sí, es correcto, la Vida tiene sentido, pero nos corresponde a cada uno encontrarle el sentido individual que nos permitirá aprovechar al máximo nuestra travesía por este mundo.
Se trata de encontrar las respuestas particulares a las preguntas ¿De qué se trata la vida?, y ¿Qué vine a hacer aquí? Se trata de respuestas particulares porque necesitamos respuestas que nos sirvan a nosotros.
Es decir, a cada ser humano le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual le toca descubrir su propia verdad. Lo que es útil para uno puede no tener sentido para otro, y lo que es significativo para este último puede carecer de valor para el primero.
Tal vez al plantearnos estas preguntas por primera vez podrían parecernos como algo fuera de nuestro alcance, y reservado exclusivamente para los grandes filósofos. Pero, los más grandes filósofos comprendieron que esta es una tarea individual, lo cual se encuentra demostrado en la ancestral frase "Conócete a ti mismo"; con la cual lejos de pretender tener las respuestas para toda la humanidad, incentivaban a cada individuo a encontrar su verdad.
Aunque el hecho de encontrarle sentido a la vida no nos es enseñado en la escuela, es de gran importancia para lograr una vida satisfactoria en todos los sentidos. Pues al vivir una vida sin verdadero sentido, cualquier cosa que se hace carece de significado y no se obtiene ninguna satisfacción real.
Lo anterior potencialmente podría hacernos sentir vacíos y darnos la sensación de estar solos. Esto a su vez podría colocarnos en una situación de "estar buscando algo y no saber qué es". Veamos.
Carencia de Sentido
La creencia sobre "evitar el dolor y conseguir el placer" está muy difundida en la actualidad como el supuesto principal motivador de la actividad humana.
Esto se entiende si comprendemos que vivimos en un mundo en el cual la población aumenta continuamente, y competir por trabajo, pareja, riqueza y estatus social se considera la norma.
De aceptar lo anterior, en vez de desarrollar nuestros talentos a niveles asombrosos de los cuales somos capaces, preferiríamos estar comparándonos continuamente a otros. Y de hacerlo, difícilmente emprenderíamos las tareas que nos brindarían satisfacción en la vida.
Es un hecho que un porcentaje de las personas que habitan este planeta no saben por qué están vivas, y ni siquiera piensan en ello. Aun así, una vida sin sentido se hace poco llevadera al pasar el tiempo.
Es por eso que muchas personas se encuentran en situaciones no deseadas después de retirarse, que los desempleados se sienten deprimidos, y aun los ricos y famosos se sienten infelices.
La Trampa
Encontrarle sentido a la vida es de vital importancia, pues de otra manera podríamos ser presa fácil de los falsos sentidos. De no ocuparnos en encontrar el sentido de nuestra propia vida, podríamos sentir un vacío en nuestro interior.
En ese caso existiríamos, pero no sabríamos por qué, o para qué. Y esto es algo que nos toca resolver por nuestros propios medios, pues nadie puede decirnos cual es el propósito de nuestra existencia humana, mucho menos como realizar el máximo de nuestro potencial. Para eso tenemos primero que conocernos.
Recordemos que un vacío siempre es llenado, el Universo no permite carencias, y muy profundamente nosotros tampoco creemos en ellas. En ausencia de un verdadero sentido y propósito en la vida, encontraremos alguna otra cosa con que llenar ese supuesto "vacío", y al hacerlo le estaremos dando la espalda (aunque solo momentáneamente) a nuestro impulso interior, que nos motiva a buscar dentro de nosotros mismos las respuestas.
Por el contrario, elegimos algún falso sentido y lo expandimos hasta creer que llenamos nuestra vida. De esta manera elegimos creer que no necesitamos ocuparnos de encontrarle sentido a nuestra existencia. Eso nos hace sentir más cómodos, al menos por un rato.
Pero, ¿Cuáles son estos falsos sentidos que mencionamos?. En realidad pueden ser tantos y tan variados como personas existen en este planeta. Veamos.
Una persona podría elegir crear sentido en su vida por medio de la obtención de riquezas, y comenzar así una carrera que le brinde poca satisfacción, con la cual no se identifica internamente, y que termina haciéndole desear estar en otro lugar haciendo algo diferente.
Otra persona podría intentar llenar "el vacío" por medio de las relaciones y sus consecuentes obligaciones y responsabilidades. Puesto que esta persona inicia estas relacionas buscando fuera de si misma las respuestas que lleva dentro, las mismas se ocupan de señalarse de diferentes maneras, principalmente por medio de una creciente incomodidad e insatisfacción, que ese no es el camino a seguir.
Aunque las relaciones pudieran ser frustrantes, esta persona podría iniciar un círculo de salir de una para entrar en otra, solo porque cree que representan su sentido y propósito.
De hecho, prácticamente cualquier proyecto que iniciemos en la vida podría tener el potencial de generar falso sentido, a menos que encaremos primero lo concerniente a nuestra existencia fundamental.
Por ejemplo, en casos como: ese proyecto en el cual trabajó tanto no dio frutos, esa relación en la cual creyó tanto no resultó a pesar de sus mayores esfuerzos, esa inversión importante que hizo le dejó sin ganancias ni capital.
Cada una de estas situaciones, y muchas otras en la vida, podrían hacerle preguntarse en que consiste la vida. En realidad es de poca utilidad preguntarse ¿Por qué no dieron frutos estos proyectos?, lo que si sería significativo es preguntarse ¿Por qué se involucró en ellos en primer lugar?, y ¿Qué esperaba lograr al hacerlo?
Es sólo cuando todas las actividades que realizamos encajan en nuestro plan de vida que podemos obrar coherentemente, y crear un sentido amplio que nos permita manifestar lo que realmente somos.
En caso de no tener un plan de vida, nuestras actividades diarias podrían convertirse en ese plan, y así hacernos vivir la ilusión de que le dan sentido a nuestra vida cuando la realidad es otra, no le brindan más que un sentido fraccionado. Tal vez ocupen nuestros pensamientos y acciones, pero no pueden brindar total satisfacción.
Encontrando Sentido
Encontrarle sentido (nuestro sentido) a la vida es una aventura fascinante. Significa creer realmente que nos hemos manifestado y continuamos haciéndolo por un propósito elevado, un propósito que solo nosotros podemos vislumbrar y lograr.
Una vez comprendido esto, dedicarnos a encontrar ese propósito es la elección natural. El camino podría tener altos y bajos, tal vez tengamos que admitir que la causa de nuestra situación actual es haber elegido un substituto barato (algún falso sentido) y haberlo colocado como nuestra principal meta, o deshacer un camino andado para retomar el propio, pero al final las recompensas superan con creces toda la dedicación invertida.
Independientemente del punto de partida, la creación de un plan de vida es esencial. Cada uno de nosotros necesita encontrarle sentido a su vida, saber por qué estamos aquí. Una vez establecido este plan, nuestras actividades y proyectos emergen de y son coherentes con él. De esta manera nuestras acciones adquieren sentido y tomamos consciencia de nuestra capacidad de crear nuestra realidad a voluntad.
Al reconocer todo esto tomamos consciencia de que el sentido de la vida tiene que ver con asumir la responsabilidad de nuestra vida y lo que ocurre en ella, con convertirnos en creadores de nuestra vida en lugar de ser simples observadores pasivos, y que nos encontramos aquí para un propósito único, que solo nosotros podemos realizar.
Podemos entonces dirigir nuestra vida para manifestar ese propósito en nuestra realidad diaria. Y pensar que algo tan grande podría manifestarse a partir de dos sencillas preguntas: ¿De qué se trata la vida?, y ¿Qué vine a hacer aquí?

Este es un nuevo día.

Hacer el bien sin mirar a quien

Es mejor dar que recibir

jueves, 20 de agosto de 2015

SOMOS LOS ENCARGADOS/AS DE TRANSMITIR ESOS VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS

Profesores del Nivel Primario  en la apertura del año escolar 2015-2016

Grupo de Gestión en la apertura al año escolar con frases muy emotivas de bienvenida.

Jóvenes del centro presentando una danza.

Profesoras del 2do ciclo y media recitando unas poesías en la apertura de el año escolar 2015-2016.

LOS VALORES NOS DEFINEN COMO PERSONAS







LOS VALORES EN LOS JÓVENES

Los valores de los jóvenes
Nuestra juventud tiene unos anti valores preocupantes, pero posee también unas cualidades envidiables que antes no se daban a su edad.


Por: Pedro García, misionero claretiano | 




¿Qué significaba antes ser papás o educadores, y qué significa ahora ser responsables de la formación de la juventud?

Todos vemos que el problema es serio porque han cambiado radicalmente la mentalidad y el modo de ser de los jóvenes. ¿En bien? ¿En mal?... El tiempo tendrá la palabra.

La realidad nuestra es que nos enfrentamos a un hecho desconcertante, que tiene angustiadas a muchas familias, las cuales se preguntan continuamente: ¿Qué hacemos? ¿Condescender? ¿Prohibir? ¿Ponernos fuertes? ¿Dejar pasar? ¿Rendirnos?

Como siempre, miramos las cosas con serenidad y con fundado optimismo. Nuestra juventud tiene unos anti valores preocupantes, pero posee también unas cualidades envidiables que antes no se daban a su edad. Y la actitud nuestra será, junto con una prudencia obligada, dar a los muchachos y muchachas la confianza que merecen, con tal que esté sostenida en ellos por un gran sentido de responsabilidad.

Entonces, ¿cuánta confianza les vamos a dar? Tanta cuanta se merecen.

¿Y cuánta se merecen? Cuanto sea el espíritu de responsabilidad en que se han formado.

A los jóvenes les iría bien el reflexionar sobre lo que les dijo bellamente el poeta Lope de Vega: "En los campos de la vida no hay más que una primavera". Que lo podríamos traducir diciéndoles: ¡Al tanto con las flores, que todavía no son los frutos!...

Si quieren frutos después, no echen a perder ahora las flores. Aprovechen los grandes valores que tienen, y al tanto con los anti-valores que podrían echarles a perder la vida entera.


LOS GRANDES VALORES DE LOS JÓVENES

Los grandes valores que hoy posee nuestra juventud los podríamos reducir a tres principales:

1. La autenticidad y la sinceridad

Quieren demostrar, y de hecho demuestran lo que son, sin unas fórmulas sociales convenidas que ellos consideran hipocresía.

2. La libertad 

Los jóvenes quieren, reclaman y viven la libertad, sin ataduras que ellos tienen por injustas; pero al mismo tiempo ofrecen también esa responsabilidad que ellos creen necesaria.

3. Inconformidad

Que demuestran ante un mundo que no les gusta. Ciertas formas sociales las consideran vacías y hasta hipócritas.

La política es para ellos un juego no limpio y de aprovechados. Aspiran a una mayor solidaridad con las clases y los países menos favorecidos, sin desigualdades que los irritan. Las mismas prácticas religiosas las quieren con sentido más profundo y sin tantos formulismos. Y en su fe, los jóvenes están dando muestras de una piedad envidiable. Cuando se enamoran de Jesucristo -y son muchos los que lo aman de verdad-, abrazan con generosidad todas las exigencias cristianas.

Todo esto son valores muy positivos y muy dignos de tenerse en cuenta cuando vienen las quejas contra la manera de ser de nuestros jóvenes.

LOS CONTRAVALORES

Pero tampoco cerramos los ojos al ver los contravalores que crean esa problemática tan preocupante, y que podríamos reducir también a tres fundamentales, resumen de todos los otros:

En primer lugar -y es lo que más salta a la vista- está la rebeldía de que hacen gala en cada momento. No soportan ninguna autoridad. Los padres, los educadores, los constituidos en autoridad, los que la naturaleza, la sociedad y hasta el mismo Dios han puesto delante para guiarnos, son para a los jóvenes casi unos enemigos. Los jóvenes vienen a decirse:

YO y el GRUPO -mi persona y los compañeros-, con las mismas reglas de juego que nosotros determinamos, son la única autoridad reconocida. La obediencia, entonces, está de más y los papás y educadores no saben qué hacer.

Después, a esta rebeldía sigue el desprecio de muchos valores morales, en especial la desviación del amor en el orden sexual. Quizá no son los jóvenes los responsables principales. Porque no hacen más que tomar ejemplo de lo que ven hacer a los mayores. Los jóvenes se limitan a aprovechar lo que la sociedad les ofrece.
La violencia en los jóvenes se puede evitar educando en los valores.

Finalmente, es un anti-valor muy preocupante la falta de fe y el abandono de Dios en que muchos jóvenes viven. Esto es lo peor de todo. Porque, cuando hay fe, todos los otros males tienen remedio, ya que un día u otro se llega a reflexionar en serio. Pero, si falta el fundamento de la fe en Dios y de un destino ultra-terreno, ¿qué se puede esperar?...

Como podemos ver, entre los jóvenes tenemos de todo. Chicos y chicas excelentes, y muchachos y muchachas que nos preocupan de verdad.

¿Nuestra actitud, entonces? Dios, ante todo... Dios ama a los jóvenes más que nadie, y Dios sabe trazar los senderos por los que debe discurrir el mundo.

Nosotros brindamos apoyo a los jóvenes, les infundimos ideal y los acompañamos en el camino.

Jesucristo, que fue un joven en Nazaret -y un joven admirado, pero incomprendido- sabe captarse a los jóvenes que valen, y con ellos lo veremos realizar maravillas. No tenemos derecho a dudar de nuestros jóvenes, mientras veamos metido entre ellos a Jesucristo.

¡Eso sí!, a nuestros jóvenes les diremos siempre:

¿Por qué tantos entre vosotros se empeñan en valer tan poca cosa, cuando los jóvenes valéis tanto?....

JÓVENES TALENTOSOS DE NUESTRO CENTRO ESPÍRITU SANTO

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